La preeclampsia es una enfermedad hipertensiva que solo se da en el embarazo y que puede afectar tanto a la mamá como al bebé.
Surge a partir de la semana 20 y puede darse hasta días después del parto. Esta enfermedad se caracteriza por elevación de tensión arterial, presencia de proteínas en orina, edemas e incluso afectación de algunos órganos.
Si has sido diagnosticada de preeclampsia tendrás miedo y dudas, pero un buen control del embarazo y la información que te vamos a proporcionar solucionará todas ellas y te aportará la tranquilidad necesaria para afrontarla.
¿QUE VAMOS A VER?
¿Qué es la preeclampsia?
La preeclampsia es conocida como un trastorno hipertensivo del embarazo que afecta a un porcentaje reducido de mujeres, entre el 2 y el 5% . Puede ocurrir desde la semana 20 hasta incluso después del parto, aunque lo más frecuente es que se produzca en el tercer trimestre de gestación, sobre todo a partir de las 34 semanas.
La preeclampsia se puede clasificar en leve o grave según las cifras de tu tensión. Tu tensión arterial estará por encima de 140/90 mm de Hg y las proteínas en orina superarán los 300 mg en 24 horas, pudiendo presentar edemas(hinchazón por retención de líquidos) y afectación de otros órganos.
Se considera preeclampsia grave cuando las tensiones arteriales superan los 160/110 mm de Hg y además se presentan síntomas de alteración de otros órganos como puede ser dejar de orinar, alteraciones en la visión, etc…
¿Cuál es la causa?
La causa no está clara aún hoy, se sabe que la placenta tiene gran protagonismo en esta enfermedad y que la cantidad de sangre que llega al bebé se ve reducida y por ello puede tener consecuencias para tu pequeño.
El hecho de que la placenta no funcione con normalidad puede ser debido a múltiples causas como factores genéticos, ambientales, nutricionales, inmunológicos y hormonales.
Además se producen cambios en tus vasos sanguíneos lo que hace que la mamá también sufra consecuencias.
¿Cómo se diagnostica?
En cada una de las visitas con tu médico y matrona tomarán tu tensión arterial, si esta está por encima de 140//90 mm de Hg deberás hacer un control domiciliario y seguimiento mayor, ya que es el primer síntoma que observaremos en esta enfermedad.
Si está elevada se analizará tu orina para comprobar si hay exceso de proteínas en ella, al principio con una tira reactiva (como la de cualquier análisis de orina) y después recogerás tu orina durante 24 h para contabilizar las proteínas presentes en ella, que como ya hemos comentado no debe superar los 300 mg.
Una analítica de sangre también podrá darnos datos sobre esta enfermedad y sobre todo nos ayudará a saber si hay afectación de otros órganos.
Además existen algunos test predictores del riesgo de preeclampsia que pueden utilizarse en el primer trimestre y con ellos podrán hacer un seguimiento más exhaustivo desde ese momento y poner tratamiento preventivo (aspirina y calcio si hay déficit).
Otras enfermedades más graves como la eclampsia y el Síndrome de HELLP derivan de la preeclampsia, por ello es tan importante detectarla a tiempo y hacer el seguimiento de tu embarazo en consulta de alto riesgo obstétrico.
Síntomas de la preeclampsia
Como mencionamos anteriormente, en la preeclampsia la circulación se altera y eso hace que puedan afectarse distintos órganos maternos como los riñones, cerebro o hígado.
Los síntomas que pueden llevar a un diagnóstico pueden llegar a ser leves o graves y, suelen manifestarse tanto en la madre como en el bebé.
Síntomas en la madre
Si la preeclampsia es leve puede que no notes ningún síntoma, esto es frecuente al inicio de la enfermedad. Sin embargo conforme esta avanza pueden darse signos muy claros que debes saber para reconocerla, o si ya estás diagnosticada reconocer un empeoramiento.
Los principales síntomas son:
- Tensión arterial alta.
- Edemas en pies, manos, y cara.
- Dolor de cabeza intenso y pulsátil que no cede con analgesia.
- Dolor abdominal bajo las costillas, principalmente en el lado derecho. Este dolor está causado por la afectación del hígado pero puede irradiarse a otras zonas como lumbares o incluso al hombro.
Podrá acompañarse de:
- Náuseas y vómitos.
- Visión borrosa o doble, destellos de luz, pérdida de visión.
- Sensación de ahogo.
Síntomas en el bebé
Con un buen control y tratamiento preventivo el bebé no tienen porqué verse afectado, el mayor problema de la preeclampsia surge cuando esta se presenta de forma grave cuando aún tu bebé no está a término (por debajo de la semana 37).
Esto hará que nazca antes de tiempo y sus pulmones no estén maduros y necesite estar ingresado en una unidad de cuidados intensivos neonatales. Otros problemas que pueden podrían observarse son:
- Crecimiento intrauterino retardado o CIR ( retraso del crecimiento del bebé)
- Disminución del líquido amniótico.
- Alteración del doppler fetal.
Factores de riesgo:
Como mencionamos anteriormente, hasta la actualidad no se ha determinado una causa exacta que ocasione la preeclampsia. Sin embargo, si se reconoce la existencia de algunos factores de riesgo que pueden llegar a producir esta enfermedad. Algunos de ellos son:
- Embarazos múltiples.
- Primer embarazo.
- Mujeres mayores de 40 años.
- Algunas enfermedades previas como la hipertensión, diabetes, enfermedad renal, lupus, coagulopatías…
- Afroamericanas
- Obesidad
- Intervalo de embarazos menor de 2 años o mayor de 10.
- Fecundación in vitro.
- Haber tenido historial de preeclampsia en un embarazo previo.
- Antecedentes de recién nacidos pequeños para la edad gestacional o de familiares que sufrieran de preeclampsia.
Tratamiento y cuidados
La preeclampsia no tiene un tratamiento capaz de eliminar las anomalías existentes en los vasos sanguíneos de la madre.
Al inicio de la enfermedad se tratará la tensión arterial para que se mantenga en límites normales, pero aun así tendrás que controlar diariamente en casa.
Para tomar la tensión arterial siéntate tranquila durante 5 minutos, no cruces las piernas y deja el brazo apoyado en la mesa de manera que quede a la altura del corazón. No hables durante la toma ni te muevas. Apunta tus controles y llévalos a tu ginecólogo y matrona en cada revisión.
Deberás seguir una alimentación saludable y no es necesario restringir la sal. Aunque presentes retención de líquidos deberás seguir bebiendo agua con normalidad.
Si tus piernas están muy edematizadas podrás usar medias de compresión, hacer presoterapia, masajes drenantes y mantenerlas en alto todo lo que puedas. También será beneficiosos hacer ejercicios que activen tu circulación, en nuestro canal tienes un vídeo sobre ello, que también te dejamos a continuación:
Es importante que observes los movimientos de tu bebé cada día, es normal que tenga períodos de sueño y no se mueva en algunos momentos, pero debes notarle a diario con su patrón habitual.
También deberás estar pendiente de posibles sangrados y/o contracciones uterinas que se produzcan de forma prematura.
Intenta llevar una vida tranquila y sin sobresaltos, realiza ejercicio moderado diario mientras no te lo contraindique tu ginecólogo, ya que solo en preeclampsias graves se indica reposo.
La única solución para curarte es parir, por ello la inducción de parto si tu embarazo está a término es una de las soluciones a llevar a cabo a partir de la semana 37.
Si tu bebé aún es prematuro intentarán retrasar la inducción lo máximo posible. Mientras tanto puede que tengas que quedar ingresada para control y tratamiento. Además te inyectarán corticoides para madurar los pulmones de tu bebé en caso de no poder esperar a que sea un bebé a término y que tenga que nacer prematuramente para que vuestra salud no corra peligro.
Al aumentar el riesgo de prematuridad sería beneficiosa la extracción prenatal de calostro (vídeo en el canal) y que tuvieras información previa sobre cuidados y lactancia en prematuros.
No tengas miedo a esta enfermedad, pero sí respeto, ya que los controles y visitas de embarazo son esenciales para controlarla. No faltes a tus visitas programadas y consulta a tu matrona o ginecólogo ante cualquier duda.