Dar el biberón. La forma correcta y mucho amor.

La lactancia materna es el alimento ideal para un bebé, ya que está perfectamente diseñado para él. Hay mujeres que deciden no dar el pecho, y otras por razones de salud no pueden amamantar a sus hijos. Sea cual sea la razón por la que no puedes amamantar en este artículo quiero explicarte cómo prepararlo de forma correcta y cómo darlo a tu pequeño de la manera más adecuada, respetuosa y amorosa posible.

Bebe tomando el biberon sujeto de la cabeza

Empecemos por el principio. Cómo prepararlo

Cantidad de comida biberon

Es muy importante que antes de preparar el biberón laves muy bien tus manos y los utensilios que vayas a utilizar. La primera vez que uses un biberón o tetina esterilízala hirviendo el material o con esterilizador de biberones, posteriormente será suficiente con lavar con agua y jabón o en lavavajillas tras cada uso.

Para preparar un biberón necesitas agua potable que puede ser del grifo o embotellada sin aditivos. Cada 30 ml de agua debes añadir un cacito raso de polvos de leche de fórmula, es muy importante que respetes siempre esta proporción. Poner más o menos es muy peligroso para el bebé.

Ten en cuenta que esta leche de fórmula no es estéril, es decir puede estar contaminada por bacterias. Por eso la Organización Mundial de la Salud y la CDC aconsejan hervir el agua, y posteriormente esperar entre 5 y 30 minutos o comprobar que baja a 70° para echar los polvos. De este modo la leche se esteriliza, es decir, matamos todas las bacterias que pueda haber en ella. No podemos mezclar con los polvos nada más hervirla, ya que a 100° los polvos se aglutinan y hacen grumos.

Tras dejar enfriar el agua echa los polvos y agita suavemente .Una vez esté bien mezclada la fórmula enfríala hasta poder ser consumida por el bebé. Puedes enfriar en agua fría o dejando la temperatura ambiente.

Antes de alimentar al bebé comprueba la temperatura de la leche poniendo unas gotas en  el interior de tu muñeca, debes sentir la leche templada o tibia, nunca caliente.

Además de leches en polvo, existen en el mercado leches ya preparadas en forma líquida. Son más caras pero facilitan mucho la preparación, además son estériles y por tanto más seguras y recomendadas en prematuros, bebés inmunodeprimidos o enfermos. Si optas por esta opción debes tener una higiene correcta en la preparación al igual que con los polvos, ya que puedes contaminar la leche en el proceso de preparación.

Conservación de la leche

Lo ideal es preparar el biberón poco antes de que el bebé lo tome. Pero también existe la posibilidad de preparar la leche previamente y conservarla en la nevera. La leche ya preparada puede estar 24 horas como máximo refrigerada, y debe calentarse antes de darla al bebé sumergida en agua ya caliente.

Esta es una opción cómoda para las noches, pero ten en cuenta que esté correctamente refrigerada hasta el consumo.

Si optas por fórmulas líquidas solo necesitas calentar la leche en el momento de darla.

Si tras preparar y calentar la leche el bebé no ha querido tomarla puedes dejar ese biberón a temperatura ambiente un máximo de 2 horas. Sin embargo, si esa leche ha estado en contacto con la boca del bebé debes desecharla. Ya que en la saliva hay bacterias que podrían proliferar en la leche y contaminarla.

La técnica importa y mucho.

Bebe tomando el biberon

Para dar el biberón correctamente y que tu bebé tome lo que realmente necesita es importante que esté sentado lo más vertical posible. Clásicamente hemos visto niños tumbados en las tomas y hemos asumido que esa era la forma correcta de hacerlo. Sin embargo al tumbar al bebé la leche sale más rápido y el niño no puede gestionar y manejar la cantidad que toma. Además dar el biberón con el niño tumbado aumenta las otitis en los primeros meses de vida.

La tetina que elijas debe ser de bajo flujo, para que salga leche solo cuando succiona el bebé y no por caída libre.

La técnica indicada para dar el biberón y conseguir que el bebé se autorregule  recibe el nombre de método Kassing. Con este método el bebé estará sentado lo más vertical posible,   y el biberón lo más horizontal posible con solo la punta de la tetina llena. Cada 15 o 20 succiones deberás parar para que el bebé descanse y de  este modo él sabrá cuándo está saciado y podrá parar a tiempo.

Antes de darle el biberón tienes que estimular con la tetina el labio del bebé para que abra la boca antes de introducirla dentro de ella. De este modo no forzaremos nunca el inicio de una toma y estimulamos ese reflejo de búsqueda y succión.

De esta manera el bebé podrá comer poco a poco, irá recibiendo en su cerebro la sensación de saciedad y podrá decidir cuándo dejar de comer. Si la toma se hace muy rápido  no se da cuenta de que está saciado y se sobrealimenta, y teniendo más riesgo de obesidad. Además habrá una distensión de su abdomen muy rápida que puede provocarle dolor. Ese dolor hará que quiera succionar más y en muchas ocasiones lo interpretemos como que sigue teniendo hambre, cuando lo que está pidiendo es succionar para calmar sus molestias.

Una toma es mucho más que leche.

La lactancia no solo aporta leche, en cada toma hay contacto, calor, caricias, miradas, y mucho amor.  Todo ello provoca una serie de reacciones en el cerebro de bebé y una secreción de oxitocina que le vinculan a su mamá.

El biberón puede darse de una forma muy parecida, en la que el bebé puede recibir todos esos estímulos independientemente del tipo de leche que haya dentro del biberón. El bebé se vincula inicialmente con la persona que lo alimenta, por ello es importante que todas las tomas o al menos gran parte de ellas las de la mamá para establecer un vínculo sano y fuerte.

El biberón también es a demanda.

Por todos es sabido que la lactancia materna es a demanda, el bebé pide cuando necesita comer y come lo que quiere hasta saciarse.

Con el biberón debemos hacer exactamente lo mismo. Debes huir de horarios estrictos y de cantidades pautadas. Tanto la cantidad como el horario lo elige el bebé, siempre  y cuando hablemos de un niño nacido a término y sano.

Si tu bebé es prematuro,  de bajo peso, o tiene alguna enfermedad  deberás seguir las pautas indicadas por su pediatra.

El contacto también alimenta.

Es recomendable dar el biberón siempre en brazos, son importantes las miradas y el contacto que alimentan el vínculo entre vosotros. Para estimular ambas partes de su cerebro, la vista y la musculatura de la succión alterna de lado en cada toma.

Nunca lo dejes solo comiendo con el biberón sujeto con algún artilugio para este fin, esta forma de alimentar al bebé aparte de fría, es peligrosa por el riesgo de atragantamiento que existe.

Tómate el tiempo que necesite, y después de la toma ayúdale a que expulse el aire Manteniéndolo en posición vertical sobre ti favoreces ese contacto continuado y evitas además el reflujo y la regurgitación.

bebe despues biberon

Desarrollo del vínculo

El vínculo con tu bebé comienza tras el nacimiento con las primeras miradas y contacto. Es recomendable que realices el piel con piel aunque no vayas a amamantar. La oxitocina que fluye en ese momento hará que ambos empecéis a sentir amor y conexión con el otro.  Este vínculo es muy importante en vuestra relación ahora y también en el futuro, y además te ayudará a estar mejor anímicamente tras el parto.

Cada vez que damos el pecho segregamos oxitocina y esto hace que el vínculo se vaya reforzando en cada toma. Por esta razón el biberón debe darlo preferiblemente la mamá, al menos en los primeros meses de vida para que ese vínculo se afiance y sea fuerte gracias a la oxitocina segregada por esas miradas y contacto mientras el pequeño come.

El papá también puede dar alguna toma, pero es preferible que el bebé haga vínculo primario con la madre como si fuera amamantado. El papá puede coger al bebé y participar del resto de cuidados gracias a los cuales el bebé le irá conociendo e identificando como otra figura de apego. Los papás deben aprovechar momentos de descanso o de autocuidado de la madre para coger al bebé  y ponerlo en contacto piel con piel. Eso favorecerá el vínculo y hará que el padre vaya conociendo al bebe y se sienta seguro haciéndole diferentes cuidados.

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Silvia García de Mateos (Matrona)
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